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Tres proyectos internacionales inician el desciframiento del proteoma humano

El libro de instrucciones de nuestro organismo, la larga secuencia de ADN que compone el genoma humano, está ya completado. Es una compleja partitura cuyo lenguaje se conoce desde el descubrimiento hace justo 50 años de la estructura del ADN, aunque todavía no se han identificado todas sus «notas» (el catálogo completo de genes) ni sus funciones en este «libreto» biológico que orquesta el desarrollo y funcionamiento del cuerpo. Pese a que la genómica no ha hecho más que empezar, la comunidad científica ya se ha adentrado en la nueva frontera de la biología: la identificación de todas las proteínas humanas (el proteoma) y el estudio de sus interacciones. Las proteínas son los «músicos» que ejecutan las instrucciones biológicas codificadas por los genes. Y según muchos científicos, en esas macromoléculas reside la auténtica complejidad de la biología humana y las ansiadas claves para revolucionar la biomedicina, según recoge el diario ABC.

Entre las diversas estrategias para diseñar fármacos y terapias, algunas empresas de biotecnología optaron, hace pocos años, por la investigación proteómica. El motivo es que la mayoría de las enfermedades no se manifiestan en el terreno de los genes, sino en el de las proteínas. Por esa razón pronto se convirtió en un objetivo común identificar cuántas más proteínas humanas fuese posible para seleccionar las más útiles como marcadores de diagnóstico o dianas para fármacos. Pero desde hace poco más de un año, también las agencias gubernamentales proporcionan fondos para identificar proteínas humanas en laboratorios académicos.El primer resultado es la puesta en marcha de tres proyectos públicos, dos de ellos coordinados por una organización internacional denominado HUPO (Human Proteome Organization).

Un desafío monumental
El reto es mucho más complejo que el del genoma humano porque cada uno de los 252 tipos de células existentes en nuestros tejidos tiene su propio juego de proteínas. Además, el nivel de expresión de una proteína varía con la edad, la nutrición y el estado de salud. Mientras que en el núcleo de las células hay alrededor de 30.000 genes, el número de proteínas oscila entre 10 y 20 millones. A través de diversos mecanismos, cada gen puede codificar hasta 20 proteínas. La complejidad no sólo es cuantitativa. Algunas proteínas residen en medios líquidos, como la sangre, y otras en las gruesas membranas célulares. Unas son diminutas, otras muy grandes. La variabilidad también es apreciable en la carga eléctrica y, lo que es peor, la mayoría está presente en concentraciones muy bajas. A esas dificultades hay que añadir que no existe una tecnología rápida y eficaz para descifrar el proteoma, como ocurrió con el genoma: las máquinas robóticas que descifran las secuencias de ADN. Los científicos se ven obligados a trabajar con una combinación de técnicas que aún resulta lenta. Todos estos obstáculos explican por qué que los tres proyectos en marcha parten de una estrategia realista, centrándose en tejidos concretos, como la sangre, el cerebro y el hígado.

Fuente: Pmfarma.com

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